martes, 17 de noviembre de 2009

Realimaginario

He sido madre por primera vez y la fotografía ha funcionado como un instrumento para materializar lo que me ha ido sucediendo.

Intentando poner en palabras algo que sentía comencé a sacar fotos de ella, una tras otra, volviéndose un poco obsesivo dicho ritual pude pensar que era una forma de asegurarme que aquello que estaba viendo (de verdad) existía a través de las imágenes que tomaba.
Casi por casualidad recordé tener una muñeca guardada desde que era pequeña, o por lo menos desde que la abandoné pensando que ya no me interesaba.
Hoy me encuentro interesada nuevamente en ella y en mi hija.
Así fué que produje una serie de fotografías de las dos. A la muñeca la vestí con la ropa de mi hija y a mi hija intenté retratarla como a una muñeca, buscando que? Me dí cuenta de que las dos se parecían, en algun lugar de mi cabeza existía una conexión entre ellas. Tiempo después concluí que la conexión de la que se trataba era que yo era "madre", madre como eslabón que las conectaba. Alguna vez una de ellas me sirvió para jugar y elaborar ésto de ser madre y otra vez, no hace mucho, la otra vino a ocupar el lugar de hija.

El trabajo fotografico que resultó de esta experiencia es un juego de imágenes sumamente subexpuestas, en donde la oscuridad confabula para borrar las diferencias entre una y otra, para crear tal ambiguedad, que uno dude de si lo que tiene ante sus ojos es una niña o una muñeca.
Las fotos son la materialización de mis pensamientos, de mis dudas. Son la puesta en imágen de lo real y de lo imaginario que tenemos todos, y que en experiencias tan importantes como ser padres se hacen muy intensas.

Mi hija y mi muñeca